lunes, 1 de noviembre de 2010

Economía de África


En su condición de ex colonias, la mayoría de los países africanos mantienen estrechas relaciones económicas con la Unión Europea (UE).

Existe una organización supranacional, tomando como referencia a la Unión Europea, llamada Unión Africana, de la que forman parte todos los países del continente excepto Marruecos, incluida la República Árabe Saharaui Democrática. La mayor parte de los países africanos están subdesarrollados o en vías de desarrollo.

Más del 50% de la población o 350 millones de personas viven con menos de un dólar cada día. África paga cerca de $20 000 millones en pagos de deuda cada año, aún pese a las paliaciones de deuda de los años 90. [2]

Recursos
Durante el régimen colonial los europeos explotaron los productos más fáciles y más provechosos de extraer, como el oro, el marfil, maderas y fibras textiles. Tras la emancipación de las colonias lo más codiciado pasó a ser el petróleo, los diamantes y la minería en general, pero estos productos mencionados se hallan en pocos países.

La carencia de buena tecnología y de medios de comunicación eficientes dificultan la explotación de dichas materias primas. El 60% de los trabajadores africanos se ocupa de actividades rurales, y el 80% de lo que África exporta son materias primas, siendo a su vez los productos industrializados los que representan la casi totalidad de sus importaciones. Solo el 15% está empleado en el sector industrial, siendo Egipto, República de Sudáfrica, Túnez y Marruecos los que poseen casi el total de dicha actividad. El resultado es que África es él continente más pobre del planeta: su PBI representa tan solo el 2,6% del total mundial. [3]

Ayuda exterior

La ayuda exterior llega a los $50 000 millones cada año, y en los últimos 60 años esa ayuda ha sido de al menos $1 billón. Sin embargo, esto ha empobrecido más a los países, ha ralentizado el crecimiento, los ha endeudado más, son más propensos a la inflación, vulnerables a los vaivenes de las divisas, los ha hecho menos atractivo para la inversión y ha aumentado el riesgo de conflictos civiles.

La ayuda exterior es en forma de deuda, que se paga a expensas de la educación y los servicios médicos africanos. Aún cuando se termina de pagar una deuda, los países vuelven a pedir otra.

Aunque hay que resaltar que desde hace un tiempo esto está dejando de ser así. Hace años que se ha comprendido que prestar la Ayuda al Desarrollo en forma de préstamos no tiene sentido, ya que alimenta de nuevo la trampa de la pobreza. La tendencia actual es condonar la deuda externa a los países que demuestran un compromiso con el sistema democrático y con el desarrollo.

La asistencia por desgracia en ciertas ocasiones ha estado afectada por corrupción, y los flujos han acabado beneficiando a las burocracias gubernamentales y ciertas ONGs financiadas por algunos gobiernos. La corrupción le cuesta $150 000 millones al año. No existen incentivos para que los gobiernos busquen formas más transparentes para recaudar fondos para el desarrollo, sólo piden a las agencias de donación una infusión de capital.

En contraposición, en otros países la ayuda sí que ha servido para paliar los problemas de raíz, como las epidemias que diezman la salud y las vidas de la población activa (SIDA, malaria), la falta de infraestructuras básicas, un mejorable rendimiento agrícola, y el analfabetismo y la carencia de educación primaria universal. Y existen ejemplos de países que demuestran emplear correctamente la ayuda y ven un horizonte mejor, como Ghana.

El flujo de ayuda a que los gobiernos ineficientes sigan en el poder, ya que el presidente no tiene que hacer nada pues la ayuda sigue llegando, siempre y cuando pague al ejército. No tiene que subir los impuestos, ni preocuparse del descontento de los ciudadanos ni de la representación de estos. Los choques civiles a menudo son motivados por el conocimiento de que al hacerse con el poder, el ganador obtiene un acceso virtualmente completo al paquete de ayuda

La ayuda hace que la burocracia se vuelva clientelista y envuelva a los ciudadanos con trámites innecesarios. En Camerún lleva 426 días el hacer un procedimiento comercial y 119 días en Angola.

La ayuda alimentaria que compra comida cultivada en EE UU quiebra a los agricultores locales. Se ha hecho poco para ayudar a los agricultores y se gasta millones de dólares en el programa.

La gran cantidad de dinero crean la "enfermedad holandesa": los grandes flujos de dinero hace que la moneda local se fortalezca incrementando además los precios internos. Esto crea además inflación, por lo que los países deben emitir bonos. Uganda fue obligada a emitirlos en 2 005, pagando intereses de $110 millones anuales.

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